ONCE UPON A TIME… IN HOLLYWOOD [Quentin Tarantino, 2019] – ★★

“Once Upon a time… in Hollywood” es la novena película de Quentin Tarantino que demuestra de nuevo que él es lo mejor y lo peor que le sucede a la cinta. Una película que se promete mucho más seria y madura que las anteriores del director pero que termina chocándose contra una pared brutal de autoindulgencia en una película larga, que se hace larga y cuya historia no justifica en ningún momento su abultado metraje que debería haberse recortado a dos horas.

La película narra principalmente lo que sucede en 1969, una época de cambio en Hollywood. El fin de la era clásica. Ahí conocemos a una estrella de Westerns televisivos, interpretado excesivamente por un Leonardo Di Caprio brillante y con cierta libertad e histrionismo hasta tal punto que a veces roza la caricatura pero no termina de sobrepasar esa línea y su doble de escenas de acción que se termina convirtiendo en algo así como su asistente, en un Brad Pitt, que simplemente parece la comparsa de Di Caprio. La relación de amistad de ambos, el buddy pair que antes colmaba todas las cintas y que ahora vemos en cuentagotas es de lo mejor desarrollado por la cinta.

De trasfondo tenemos a la pareja de Polanski y Sharon Tate, personajes reales, que marcan esa época y el contraste entre una actriz y un director en alza y cómo la sombra de Di Caprio se va desvaneciendo en su crisis externa e interna de media edad. Se ha escrito mucho sobre las pocas frases que Margot Robbie efectúa en la cinta. Son personajes muy secundarios y de hecho a Margot Robbie le sobra cualquier linea de diálogo para ofrecer tridimensionalidad a su personaje con su maravillosa y sofisticada interpretación.

Lo mejor sin lugar a dudas es cómo Tarantino ama todo el aroma de la película, sigue siendo realmente brillante a la hora de capturar la esencia y crear un cine que casi se mastica: Tanto a nivel de fotografía como encuadres, montaje, vestuario y uso musical. Tarantino es un genio de estos elementos y aquí están desplegados de manera excelente y soberbia. Es un homenaje al cine utilizando todos los elementos que componen una cinta.

También vuelve a jugar con los géneros y toda la película está rodada como un Western cargado de referencias y un canto de cisne al cine que él ama. Vuelve a mezclar realidad y ficción como ya hizo en Inglorious Bastards y como en aquella juega con el espectador sorprendiéndole y no dando lo que el espectador espera. Da igual lo que conozcas de Polanski o Sharon Tate, cuando crees que va a ahondar en algo y vas a entender qué sucedió Tarantino gira el guión y no te da lo que esperas en los 20 minutos finales que son, de lejos, lo más salvable de la película donde recupera su estética “pulp” que la gente espera.

¿Entonces dónde Pincha la película? 

En el propio Tarantino también. Tarantino está ya tan pagado con sí mismo y con su estilo que hace lo que le da la gana y muchas veces los espectadores nos quedamos sin saber qué quiere contar o si realmente importa.

La historia que narra la película está sobre inflada en escenas que no es que hagan la película lenta, es que por muchos minutos la cinta está completamente parada. No hay nada que justifique el momento Brad Pitt en el tejado o la parodia de Bruce Lee (entiendo la referencia con todo lo que sucedió con Polanski y demás, pero, ¿de verdad no había una manera más inteligente?)… Parecen chistes sin gracia que no llegan a puerto y que no dicen absolutamente nada. También muchos personajes son, se comportan y hablan como personajes de Tarantino. No hay Dios que se los crea. 

El mejor ejemplo es la niña del rodaje. Un personaje que me hizo poner los ojos en blanco en cada línea y sacarme por completo de la misma.

A mayores el estilo Tarantino se ha quedado anticuado. No voy a entrar en hacer un panfleto del feminismo ni nada parecido, pero la sociedad ha cambiado y Tarantino no. Cuando ahora ves una película de los años 40 y el marido abofetea a la mujer, hay que ponerse en los ojos de la época y entender que en esa época era un acto normal. En el cine de los 90, era normal y adecuado el retrato de mujeres en short hipes cortos y que se moviesen y actuasen como prostitutas. Era un retrato muy Tarantino (visto en gran parte de su filmografía), en 2019 a mí personalmente me provocaba cierto picor y rechazo el ver determinada forma de retratar a la mujer.

En resumen, “Érase una vez en Hollywood” es una película más reflexiva, calmada y adulta que gran parte de la filmografía de Tarantino, y ahí es cuando la cinta mejor da con su engranaje (La escena de Margot Robbie hablando sin palabras cuando ve su película en los cines es de lo mejor de la cinta) pero se encuentra torpedea por un gran problema de editaje y de duración abusiva que hace que muchas veces te plantees qué es lo que la película está contando y dónde quiere ir a parar. 

Las historias de fondo (Tate y Polanski, los Manson, los cambios en las nuevas estrellas y el Hollywood y la Industria de la época) es de lejos bastante más interesante que todo lo que está en primer plano y que llega a estorbar y molestar hasta aburrir en la que es de lejos la peor película del “enfant terrible” que aquí no ruge como un tigre sino que maúlla como un gatito que se va quedando viejo y con poco nuevo que contar sino batallas del pasado.

Peterloo [2019] – ★

El profesor pelmazo dándote la chapa de historia

Crítica de Peterloo Mike Leigh

Vaya por delante que llevo viviendo en Manchester 12 años y que llevo realizando tours por la ciudad un par de ellos. Hablo de la masacre de Peterloo a diario (los hechos que acontecen en esta película) y he leído un par de libros al respecto y visto alguna obra sobre los acontecimientos del mismo, o del antes, o el después. 

Es decir, tengo un cierto conocimiento previo a la historia que se narra antes de ver esta película. No soy un catedrático de lo acontecido, pero sí que sé más o menos de qué va el asunto.

Ya he visto la película dos veces y tras un primer visionado que se me quedo en adjetivos como “decepcionante”, “oportunidad perdida” y sobre todo “un poco rollo”. Ahora tras ver la cinta por segunda vez me parece francamente infumable.

La película narra lo acontecido en Mánchester, en los campos de St. Peter en 1819. 

Aquí 60.000 habitantes de la época (que se dice pronto) se juntaron en una manifestación pacífica pidiendo ciertas reformas parlamentarias: abolir ciertos impuestos que se pusieron tras las guerras napoleónicas que llevaban a la gente a morir literalmente de hambre (especialmente las leyes del Maíz), mejorar el sufragio ya que solo el 2% de la población podía votar y sobre todo juntarse unidos para enseñar la situación de miseria que se vivía en el Norte de Inglaterra ante los pocos elitistas que se regodeaban en sus lujos en el Sur del país.

Para evitar algo similar a lo acontecido en Francia en 1789 se decidió dar la orden de enviar a la caballería contra las masas y se mataron a 18 personas y resultaron casi 1000 heridos en una de las grandes masacres del país y que tuvo unos efectos directos en cómo entendemos hoy el panorama político y de derechos de los trabajadores. 

Mike Leigh tenía el sueño de llevar estos acontecimientos a la pantalla desde hace mucho tiempo, y creo que ese ha sido su gran error. Su película Peterloo [2019] tiene ese problema de cuando sabes mucho de un tema y te empeñas en querer demostrarlo a toda costa aburriendo por el camino a todo el personal. 

Para empezar casi toda la película se basa en los actos que confluyen en esta masacre y para ello trata de ser tan fidedigno como sea posible a todos los aspectos de la producción que se olvida de una cosa fundamental: construir personajes que nos interesen. Durante más de una hora y media vemos una recopilación de discursos (que no dudo que no sean los exactos de la época) que realmente no llevan a ningún punto. Es gente hablando y rozando en muchos aspectos la caricatura (los magistrados malos conspirando contra el pueblo) y prácticamente nada de interés humano por ningún personaje.

Básicamente, es como si Mike Leigh tuviese un interés exclusivamente pedagógico y se ha olvidado por completo de cualquier forma artística. No me refiero a que los personajes estén deslavazados, es que literalmente no los hay, no se sabe prácticamente nada de ellos y cuando llega el momento que te debería sobrecoger y poner los pelos de punta simplemente te da todo igual. Las imágenes son sobre cogedoras, pero el drama, la intensidad, la tensión, el cariño… nada de eso simplemente está ahí.  Es como ver una de esas piezas de museo que ponen en las exposiciones que nadie se sienta a ver a menos que para descansar las piernas. Puedes coger la película con una hora empezada y, si te has perdido detalles académicos, pero nadie te podría resumir a ciencia cierta qué te has perdido.

A mayores de todo esto la dirección de Mike Leigh es cuanto menos discutible. Mike Leigh es un director muy sobresaliente que tiene 7 nominaciones a los Oscars (2 por dirección y 5 por guiones) y nos ha dado obras maestras como “El Secreto de Vera Drake” [2004] o “Secretos y Mentiras” [1996] pero aquí ha optado por una dirección muy teatral.y sobre todo estática, basada en discursos largos que se recitan los actores unos a otros mientras se quedan de pie uno frente al otro. Ese es el ritmo de la película durante 2 horas.  Nada de acción o mostrar nada. Sólo una recopilación constante de discursos y muchos de ellos seguramente que literales de la época.

Ese es otro fallo: asistir a ese rollo de discursos enlazados en un lenguaje que ya no se utiliza. Hay una escena en la que los periodistas tratan de adaptar esos discursos a palabras “que la gente comprenda”. Esa escena es tan sumamente condescendiente que me repatea siete estómagos. 

Encima el retrato que hace de la clase obrera es tan… caricaturesco y fallido. Entiendo que muchos de ellos eran analfabetos y de clase baja (la gente se moría de hambre trabajando 14 horas), pero hay otras maneras menos insultantes de mostrarlo que con caricaturas llevadas a la burla. Esa gente que no sabía leer estoy seguro que hablaba y que lloraba, sentía, reía, gritaba y padecía. Aquí muchos de ellos son simplemente almas mirando al suelo moviéndose de un lado a otro con cara de ausentes. Es imposible sentir ninguna emoción salvo hastío.

En resumen, Peterloo narra uno de los eventos claves de la historia de Inglaterra y de la Europa obrera que culminó en la democracia como la entendemos o en el nacimiento del comunismo (también en las calles de Mánchester), pero la forma de mostrarlo es absolutamente de cartón de piedra, sin emoción, carisma  y ningún sentido del ritmo. Peterloo es unicamente 2 horas de discursos pomposos y media hora de imágenes que te debería mover por dentro pero que únicamente remueven tu hastío ante contemplar la obra de algo que se empeña más en mostrar lo mucho que sabe de un tema que en saberlo comunicar para que entiendas de su importancia. 

Lo mejor: Las escenas finales. Hay mucha belleza en ellas.

Lo peor: Es un tostón sin alma

Valoración: 2/10