Lucy [Lucy, 2014] – ★★★

Cómo perder la cabeza por un USB

Parece que con los años hemos dejado de tener películas en verano ligeras -que no insustanciales- con las que pasar un buen rato en un metraje ajustado y con una historia digna de ser contada sin dobleces, oscuridades, dilemas morales o dramas internos.


Hasta este verano en el que parece que la industria se halado cuenta de esto y nos ha regalado buenos productos como Al filo del Mañana, Guardianes de la galaxia y éste que nos ocupa, Lucy, que puede que no sea la joya de la corona o no esté a la altura de las otras dos cintas de las que hablo, pero entretiene que da gusto.


Y es que Lucy es una película amena, ligera, fascinantemente loca, alucinante en su estupidez y que encuentra en su forma de no tomarse en serio y en ir un poco más allá con otra tontería su razón de ser.


Lucy arranca con un montaje excelente, intercalando el presente, el pasado y escenas de un documental de naturaleza mientras nos narran cómo la protagonista se ve arrastrada sin querer a tener que ejercer de mula y transportar en su cuerpo una sustancia. Éste arranque está magistralmente narrado con un toque fresco y original.


Tras una paliza la droga pasa a su sistema en una escena trepidante, alucinante y disfrutable como pocas y en lugar de acabar con ella le convierte en una super heroína capaz de utilizar el 100% de su cerebro que no es más que una excusa para ver a la protagonista haciendo cosas imposibles y super guays.


Las correlaciones con un cómic de super héroes son más que claras y evidentes, llámalo picadura de araña, exposición a rayos nucleares o experimento científico fallido, es sólo un detonante que haga la cinta avanzar para acabar con los vilanos.


En este caso los villanos son aquellos que han querido utilizar a la protagonista de mula y emprenderá un camino de venganza a la vez que va contando cuánta capacidad cerebral va alcanzado (50, 60, 70%…) con la duda de qué sucederá cuando llegué al 100%. 


Para ello le ayuda un científico interpretado por Morgan Freeman, haciendo de Morgan Freeman con cara de Morgan Freeman. Este actor lleva haciendo el mismo papel durante 10 años.


Pero lo mejor de la cinta es su facilidad para perder el norte. Porque sí. Su capacidad de enlazar escenas sin sentido (¿Qué coño le sucede en el avión?) y aún así seguir resultando creíble como en esa maravillosa escena de Lucy llamando a su madre antes de perder el sentido de su propio yo y despojarse de todo rastro de humanidad.


El cuerpo y forma de Lucy es el de una espléndida Scarlett Johansson que, ahora sí, sabe llevar el 100% del peso de la cinta a sus espaldas y aguanta con muchísima solvencia el protagonismo. Reconvertida en herían de acción por obra y gracia de Marvel parece que la Neoyorquina va encauzando, por fin, su carrera.


Pero si hay algo remarcable es la buena mano de Luc Besson tras la cámara para crear escenas bellas que se quedan en la memoria aún cuando las luces de la sala se encienden. En realidad Lucy no es nada que no hayamos visto ya antes (hasta hay una película de Bradley Cooper con misma temática), pero la forma de mostrarlo tan adrenalítica y cautivadora es lo que la diferencia, y sí se entrega a la audiencia en escenas absurdas porque sí como la persecución de coches por las calles de Paris porque parece que tiene que haber una, pero hay una manera de hacer original algo que en otras manos hubiese sido rutinario y aburrido.


En resumen, Lucy da lo que se le pide y eso es un entretenimiento bien realizado y ejecutado, cargado de idioteces pero con un aire de liviandad excelente. No hay más, tampoco hay menos, y si te dejas llevar por sus delirios puedes dar con unos minutos de entretenimiento saludable.


Lo mejor: El arranque y el montaje
Lo peor: Va perdiendo el Norte de manera acelerada hasta rozar el ridículo. 


Lo peor: Va perdiendo el Norte de manera acelerada hasta rozar el ridículo. 

Valoración: 6/10

¡Ave, César! [Hail, Caesar!, 2015] – ★★

Los que van al cine a dormir te saludan

Cuando veo algunas películas de los Coen tengo un cierto resquemor de no saber si no entiendo lo que estoy viendo o directamente no me gusta y no me parece bueno. Y no me refiero a grandes peliculones incontestables como “El gran Lebowsky”, “No es país para viejos” o “Fargo”. 

No. 

Me refiero a sus obras “menores”, totalmente intrascendentes para mí como “Quemar después de leer” o “Un tipo serio”, películas a las que le veo el por qué, una historia verdaderamente jugosa y con potencial, con momentos brillantes pero con una sensación general de no entretenimiento durante su visionado. 

Me explico, son películas que disfrutas mucho más pensando y escribiendo sobre ellas que realmente viéndolas. Con eso dicho, nunca podemos considerarlas como “malas”, porque la calidad está ahí, pero sí como fallidas. En ese grupo englobo “¡Ave, César!” su última obra ahora en nuestras pantallas que la podemos considerar como aceptable entre las “menores”.


La película gira en torno a la figura de un ficcionado Eddie Mannix, interpretado por Josh Brolin, un “arregla cosas” en los años dorados de los estudios de Hollywood. Y es ahí, en medio del rodaje de una grandísima super producción de los años 50 en torno a un soldado romano en los tiempos de Cristo cuando la película arranca con el secuestro de la super estrella y las tareas de este personaje por tratar de encontrarle mientras trata el día a día de las estrellas de los años 50.


Y el planteamiento es donde toda la película brilla como una de las grandes, con números “homenaje” al cine de los 50 (westerns, musicales, melodramas, dramas épicos…) y unas historias cruzadas con un buen planteamiento: desde una diva sureña soltera y embarazada pero que arrasa en el cine por su imagen cándida y de niña buena (genial Scarlett Johansson), el de trasladar a un artista de los westerns al drama y lidiar con director y actor hasta los tejemanejes a mantener con la prensa, la religión y hasta la política en un escenario al borde de la caza de brujas comunistas. Y todo ello en un tono ligero, de comedia absurda marca de la casa, pero cuidado, no es una comedia al uso.


Súmale un reparto más que excepcional encabezado por George Clooney, Tilda Swinton, Channing Tatum, Jonah Hill, Frances McDormand o los ya mencionados Brolin y Johansson.


¿Entonces qué falla?Pues que los Coen se han olvidado que están haciendo una película para ser vista y hay tres factores clave que no funcionan. El primero es el del ritmo y entretenimiento, ninguna escena construye a otra, no hay momento, suspense o fascinación por ver qué va a suceder. Hay una escena tras otra, unas geniales y otras… otras que nos llevan al punto dos. Hay muchos chistes que sólo funcionan una vez, y se repiten una y otra vez (como las gemelas Swinton) y otros simplemente no tienen gracia (todo el segmento Jonah Hill). Y el tercero y más importante es que las historian no tienen ningún desarrollo: empiezan y terminan sin ningún conflicto o prácticamente interés.


Mientras el metraje va avanzando, siempre estás con una sensación vacía de no saber qué te quieren contar y más importante si tienes interés en saber qué va a suceder por esos personajes e historias, y cuando algo así funciona, ya puedes tener el mejor elenco de actores o una crítica subyacente, si no me interesa lo que sucede en pantalla y no me mantienes el interés por ninguna de las historias hasta el punto de olvidarme bastante a menudo de ellas. 
En resumen, estamos ante una buena película (sobre todo para los estándares actuales) pero fallida por tantos lugares (guión principalmente, falta cohesión y conjunto) que se queda en un conjunto descafeinado y poco interesante. Y es una pena, porque con mayor cohesión y presencia de las historias estarían ante una de las mejores películas de los Coen, pero como a uno le toca juzgar lo que hay y no lo que le hubiese querido que hubiera, nos toca pasar página, mandar a los Coen a rezar 5 Ave Marías y esperar a que la próxima sea más redonda. Una pena.
Lo mejor:  Los números homenajes de Johansson y TatumLo peor: El guión poco desarrolladoValoración: 4/10


En resumen, estamos ante una buena película (sobre todo para los estándares actuales) pero fallida por tantos lugares (guión principalmente, falta cohesión y conjunto) que se queda en un conjunto descafeinado y poco interesante. Y es una pena, porque con mayor cohesión y presencia de las historias estarían ante una de las mejores películas de los Coen, pero como a uno le toca juzgar lo que hay y no lo que le hubiese querido que hubiera, nos toca pasar página, mandar a los Coen a rezar 5 Ave Marías y esperar a que la próxima sea más redonda. Una pena.


Lo mejor:  Los números homenajes de Johansson y Tatum

Lo peor: El guión poco desarrollado

Valoración: 4/10