The Normal Heart [2014] – ★★★★

Latimos al ritmo de un mismo corazón

Algo está sucediendo en la televisión que es difícil de explicar, parece que ahora tenemos en Estados Unidos telefilmes de una calidad tan extraordinaria que uno no entiende porque no son estrenadas en salas comerciales porque arrasarían en premios y nominaciones . El año pasado sucedió con “Behind the Candelabra”, ojo que esta si fue estrenada en salas comerciales en Inglaterra, y este año sucede con otra producción de un exquisito gusto, valor narrativo y portentísimas e inspiradas interpretaciones por parte de su reparto. Un grandísimo placer cinematográfico en formato televisivo llamado “The Normal heart” (The normal Heart, Ryan Murphy, 2014).


La película cuenta la historia del arranque de la enfermedad llamada SIDA proveniente de la infección del virus VIH que arrasó con fuerza en los comienzos de los 80 ante el desconocimiento general de las autoridades sanitarias, políticas y la opinión pública y que parecía solo afectar a la comunidad homosexual sin que nadie supiese cómo se contagiaban o qué hacer ante una epidemia denominada como el “cáncer gay”.


Para desarrollar la historia se basa en las experiencias de Larry Kramer (guionista de la cinta y de la obra ganadora del premio Tony) y cómo se trata de agitar los árboles gubernamentales esperando que caiga algo de ayuda, respuestas, soluciones, investigación… mientras la plaga se extendía, la gente continuaba muriendo y el tema gay se encerraba más en un tabú apabullante.


Todo eso está tratado con mucho tacto, acierto, el tono preciso y un gran sentido del ritmo por Ryan Murphy director televisivo y creador de series como Glee, Nip/Tuck o American Horror Story que no ha sabido traspasar su talento al ámbito cinematográfico dando dos películas tan irregulares y fallidas como “Come, Reza, Ama” y “Recortes de mi vida”. Aquí controla bien los elementos y sabe restar el ámbito teatral del que proviene la cinta otorgando dinamismo y dejando a los actores hacer lo que mejor saben: interpretar.

Y es que lo más fascinante de la película son las maravillosas interpretaciones que se convertirán en un imán de premios importantes. El protagonista es Mark Ruffalo, que otorga una impecable mirada, solidez, fuerza, ternura y emotividad en la que es sin problemas su mejor y más creíble interpretación hasta la fecha. Julia Roberts ejerce de doctora/investigadora afectada por lo acontecido y nos hace pensar que está en la buena dirección de proyectos tras su magistral interpretación en “Agosto”. El otro en acción dentro del trío protagonista es Matt Bomer de la serie White collar que se lleva el papel más agradecido de cara al gro público con transformación física incluida. Los tres están sublimes, es posible que por las características del papel Bomer sea el que roba la función, pero obviar a cualquiera de ellos en cualquier reseña sería no ser justo.

Junto a ellos una gama de secundarios televisivos rodea la función como Jim Parsons haciendo de Jim Parsons o un Taylor Kistch difícil de identificar por su diferente estilo capilar. No existe una simple nota discordante en el reparto.


Tan solo tuve dos pequeños problemas con la cinta que me hacen rebajarla de sobresaliente a notable. El primero de ellos son ciertos trucos que se permiten para hacerte querer más a los protagonistas y ver las adversidades que están sufriendo y la marginación. La escena del piloto del avión y sobre todo de la televisión y el técnico de reparaciones es muy tramposa haciendo ver como malo a una persona que no lo es. Estamos hablando de una enfermedad muy contagiosa que no se sabía cómo se transmitía y que mataba a personas en un breve periodo de tiempo otorgando además esas marcas violáceas que hacía que los infectados fueran fácilmente identificables. 


Ahora es muy fácil, a toro pasado y conociendo cómo se transmite el virus, es muy sencillo criticar a las personas que no querían estar alrededor de los infectados, pero hay que saber ver la perspectiva y atinar con la cámara y la historia para no juzgar a gente que estaba tan perdida y desconcertada y con tanto miedo como el resto.


El otro es que al final a Murphy se le ve el plumero, la cinta juega con dos historia el objetivo sobre cómo sucedió la lucha política y el drama humano y romántico de la historia que ejemplifica y humaniza toda esa historia y nos hace emocionarnos. El balance es realmente grandioso durante casi toda la cinta pero al final se pierde la mano en una orgía melodramática que funciona muy bien pero que hace que se olviden de otras historias paralelas que no tienen los flecos cortados como la historia de Julia Roberts que nunca sabemos realmente que sucedió.


Aún así el resultado es muy notable y estamos hablando de una de las mejores películas del año, muy recomendable, muy bien realizado, con interpretaciones brillante y que merece el visionado inmediato. Un pedazo de historia reciente bien narrado y ejecutado, con sorpresas gratificantes tras la cámara (esa escena en el estudio televisivo utilizando filtros y grafismos ochentenos) y delante de ella que se verán reflejadas en numerosas nominaciones a premios. Apuntad mis palabras.


Valoración: 8/10


Lo mejor: Interpretaciones y el tono y ritmo


Lo peor:
 El descuido a los secundarios y tramas paralelas en el tercio final.

BAJO LA MISMA ESTRELLA [2014]- ★★★ 1/2

Amor Enfermizo

Podría haber muchas aproximaciones a una historia de amor entre una chica con cáncer que lleva toda la vida en estado terminal y un chico con la misma enfermedad pero en remisión. Aquí tenemos la más adolescente, la más “cheesy”, empalagosa y comercial. Eso no tiene que ser necesariamente malo, únicamente hay que saber verlo como lo que es, y eso es una cinta de romance creada para adolescentes de entre 12 y 17 años o gente que disfrute llorando como una magdalena. El libro lo era, la cinta lo sabe llevar perfectamente a la pantalla. 


En Bajo la misma estrella (The fault in our stars, 2014), conocemos a Hazel Grace, una joven que lleva prácticamente toda la vida como enferma terminal de cáncer. Su madre le obliga a salir de su cascarón de libros y cinismo y conoce en el grupo de apoyo a Gus, el chico popular al que el cáncer le truncó su carrera como jugador de baloncesto; juntos van forjando una amistad que se desarrolla en una historia de amor cocida a fuego lento y con la tragedia como telón de fondo.


El libro tenía un arranque poderoso lleno de un humor cargado de cinismo e ironía y cuando llegaba la historia de amor todo se volvía ligeramente convencional y adolescente antes de un final poderoso que me hizo girar la páginas de casi medio libro en una noche entera. La novela era un best-seller comercial para adolescentes que no tenía gran calidad, y sí conteníacada elemento para hacerte llorar y se esforzaba en ello, pero funcionaba y resultaba agradable de leer. Como un inspirado capítulo de Anatomía de Grey.


La cinta es lo mismo, podía tener más nervio, más humor y más cinismo hacia la vida real y menos momentos lacrimógenos, pero entonces sería otra película diferente y ésta es la que hay y no la que queremos que sea. Y seamos sinceros esta es la película que su target específico quiere ver y no la que un crítico académico desearía. Así que hay que saber verla en su contexto, en su entorno y apreciarla y quererla por ello. Es un filme adolescente que nunca pretende disfrazarse de otra cosa.


Como actriz principal y alma máter tenemos a Shailene Woodley, la actriz que nos conquistó en Los descendientes y que lleva aspiraciones de ser la nueva Jennifer Lawrence en un año con dos importantes éxitos (ésta junto a divergente) y que sabe inflar de vida a Hazel Grace, sabe dar a cada frase la credibilidad necesaria y consigue llevar todo el peso de la película perfectamente. 


Su pareja en la ficción, Gus, está interpretada por Ansel Elgort que muestra ciertas carencias interpretativas. Seguramente su aire de chico bueno con aspecto chulesco fulmine a las adolescentes pero me costó muchísimo entender y respetar su interpretación y falta de carisma, sobre todo en la primera parte de la cinta. 


Como secundarios tenemos también a Nat Wolff como Isaac, un personaje que en el libro me pareció ligeramente desdibujado y que el actor no consigue dar con él. En muchas escenas me parecía que se estaba como riendo, e incluso en sus momentos lacrimógenos no sabía dar con el tono y la convicción. Ambos actores me irritaron en bastante momentos y me hacen rebajar la nota final de la película.


La que sí que lo borda es Laura Dern que consigue construir un personaje que en el libro está casi de adorno y que ofrece una construcción admirable. Laura Dern está perfecta en cada una de sus frases y momentos sabiendo dar completamente en el clavo en todo momento. Ella y Shailene Woodley son el alma, la magia y la simplicidad de la cinta.


Willem Dafoe como el escritor Van Houten también demuestra que sabe lo que quiere y que lleva años haciendo esto. Hace lo que puede en su escaso tiempo en pantalla, pero lo hace francamente bien.


Todo ello está adornado con una dirección muy adecuada, ideas y grafismos modernos y una dirección artística y fotografía luminosa y en muchos momentos cargada de magia y que te hace sonreír como un idiota pensando que eso es bonito y tierno, gracias a una selección de canciones de pop muy avanillado y una bada sonora que sabe subrayar cada emoción y transportarte (y manipularte) a través de los sentimientos.
En comparación con el libro, han sabido hacer un gran guión y descartar las cosas que realmente aportaban bastante poco a la narración (la amiga de Hazel, la ex de Gus, todo lo relacionado a videojuegos o el libro de guerra que él lee) en pro de las buenas ideas del mismo (la granada, el miedo a morir por no herir a los que te quieren). Ambos se defienden bien como best seller juvenil y como película adolescente, saben moverse bien en sus aguas y mostrar argumentos sólidos para gustar a su público objetivo.


En resumen, Bajo la misma estrella es una cinta adolescente con todo lo que ello conlleva, pero es una bien hecha con rasgos de talento y buenas ideas que, aunque sea una lástima que no estén más y mejor desarrolladas, siempre son un placer encontrar en las cintas. Bajo la misma estrella es dulce, tierna, fresca, llena de calidez y luminosidad sobre un tema que podría haber sido un desastre. Es cierto que es manipuladora en las emociones pero sabe tocar las teclas del piano correctamente para que la melodía funcione.


Valoración: 7/10


Lo mejor: Las actrices


Lo peor: Los actores

Lucy [Lucy, 2014] – ★★★

Cómo perder la cabeza por un USB

Parece que con los años hemos dejado de tener películas en verano ligeras -que no insustanciales- con las que pasar un buen rato en un metraje ajustado y con una historia digna de ser contada sin dobleces, oscuridades, dilemas morales o dramas internos.


Hasta este verano en el que parece que la industria se halado cuenta de esto y nos ha regalado buenos productos como Al filo del Mañana, Guardianes de la galaxia y éste que nos ocupa, Lucy, que puede que no sea la joya de la corona o no esté a la altura de las otras dos cintas de las que hablo, pero entretiene que da gusto.


Y es que Lucy es una película amena, ligera, fascinantemente loca, alucinante en su estupidez y que encuentra en su forma de no tomarse en serio y en ir un poco más allá con otra tontería su razón de ser.


Lucy arranca con un montaje excelente, intercalando el presente, el pasado y escenas de un documental de naturaleza mientras nos narran cómo la protagonista se ve arrastrada sin querer a tener que ejercer de mula y transportar en su cuerpo una sustancia. Éste arranque está magistralmente narrado con un toque fresco y original.


Tras una paliza la droga pasa a su sistema en una escena trepidante, alucinante y disfrutable como pocas y en lugar de acabar con ella le convierte en una super heroína capaz de utilizar el 100% de su cerebro que no es más que una excusa para ver a la protagonista haciendo cosas imposibles y super guays.


Las correlaciones con un cómic de super héroes son más que claras y evidentes, llámalo picadura de araña, exposición a rayos nucleares o experimento científico fallido, es sólo un detonante que haga la cinta avanzar para acabar con los vilanos.


En este caso los villanos son aquellos que han querido utilizar a la protagonista de mula y emprenderá un camino de venganza a la vez que va contando cuánta capacidad cerebral va alcanzado (50, 60, 70%…) con la duda de qué sucederá cuando llegué al 100%. 


Para ello le ayuda un científico interpretado por Morgan Freeman, haciendo de Morgan Freeman con cara de Morgan Freeman. Este actor lleva haciendo el mismo papel durante 10 años.


Pero lo mejor de la cinta es su facilidad para perder el norte. Porque sí. Su capacidad de enlazar escenas sin sentido (¿Qué coño le sucede en el avión?) y aún así seguir resultando creíble como en esa maravillosa escena de Lucy llamando a su madre antes de perder el sentido de su propio yo y despojarse de todo rastro de humanidad.


El cuerpo y forma de Lucy es el de una espléndida Scarlett Johansson que, ahora sí, sabe llevar el 100% del peso de la cinta a sus espaldas y aguanta con muchísima solvencia el protagonismo. Reconvertida en herían de acción por obra y gracia de Marvel parece que la Neoyorquina va encauzando, por fin, su carrera.


Pero si hay algo remarcable es la buena mano de Luc Besson tras la cámara para crear escenas bellas que se quedan en la memoria aún cuando las luces de la sala se encienden. En realidad Lucy no es nada que no hayamos visto ya antes (hasta hay una película de Bradley Cooper con misma temática), pero la forma de mostrarlo tan adrenalítica y cautivadora es lo que la diferencia, y sí se entrega a la audiencia en escenas absurdas porque sí como la persecución de coches por las calles de Paris porque parece que tiene que haber una, pero hay una manera de hacer original algo que en otras manos hubiese sido rutinario y aburrido.


En resumen, Lucy da lo que se le pide y eso es un entretenimiento bien realizado y ejecutado, cargado de idioteces pero con un aire de liviandad excelente. No hay más, tampoco hay menos, y si te dejas llevar por sus delirios puedes dar con unos minutos de entretenimiento saludable.


Lo mejor: El arranque y el montaje
Lo peor: Va perdiendo el Norte de manera acelerada hasta rozar el ridículo. 


Lo peor: Va perdiendo el Norte de manera acelerada hasta rozar el ridículo. 

Valoración: 6/10

LOS MINIONS [Minions, 2015] – ★1/2

Esos locos y molestos bajitos

Recuerdo que cuando era pequeño, esperaba a que mi madre llegara a casa de trabajar y me trajera una nueva película de esas destinadas al consumo doméstico y que yo nunca entendía por qué no se estrenaban en los cines. Cintas como el retorno de Jafar o cualquier secuela de clásicos Disney que a día de hoy ya he encontrado respuesta en su no paso por salas comerciales: Son infumables en su infantilización exagerada.

Esas películas eran una mera excusa de los estudios para sacar más y más dinero de las arcas de mis padres y darme más historias simplonas que consumir de personajes que ya conocía y quería. Este 2015, una de ellas, se ha colado en las pantallas grandes y encima hará una taquilla espectacular: Los Minions.

Y es que la idea es precisa, visto el dineral que generan en merchandising, cortometrajes y demás, los “simpáticos” seres de “Gru, mi villano favorito” se lanzan a una aventura en solitario en esta fuerte de spin off/precuela de su hermana mayor. La diferencia: que ésta nunca debía haberse estrenado en pantalla grande.

El argumento, tras un brillante cortometraje (el trailer) en el que vemos los minions buscando un villano al que servir que va desde un T-Rex a Napoleón, los Minions se encierran en una cueva sin propósito hasta que tres de ellos deciden que es tiempo de buscar un nuevo amo al que servir. Y el viaje les lleva hasta una convención de villanos.

Y prácticamente ya está, no hay una moraleja o historia a la que servir, no hay un mensaje o propósito sino una serie de sucesión de cortometrajes hilados como han podido y cargados de un humor extremadamente infantil en el que ves a los seres amarillos hacer cosas pretendidamente divertidas y graciosas. Si te consideras uno de los que se ríen a carcajadas con sus “gracias” puedes considerarte afortunado, porque de eso va, de ver a los minions hacer monerías y no de una verdadera historia que justifique la película.

A su favor tiene una ajustadísima duración que llega justa a la hora y cuarto de metraje. Algo más habría sido agotador, sobre todo por lo cansinas que llegan a ser sus voces. Los estereotipos ingleses (reina incluida) parecen una excusa vaga por enlazar con el país que más y mayor dinero les está dando.

En resumen, los minions es intranscendente, infantil, bobalicona y sin chicha o algo que disfrutar. Un fracaso creativo que sin embargo embaucará a cualquiera que guste de estos seres. Si es tu caso, adelante y si como yo, no les terminas de ver la gracia es mejor que te mantengas alejado. Supongo que éste es el nuevo Timón y Pumba de una generación…

lo mejor: Su duración y el comienzo

lo peor: No hay historia ni mensaje

Valoración: 3/10          

¡Ave, César! [Hail, Caesar!, 2015] – ★★

Los que van al cine a dormir te saludan

Cuando veo algunas películas de los Coen tengo un cierto resquemor de no saber si no entiendo lo que estoy viendo o directamente no me gusta y no me parece bueno. Y no me refiero a grandes peliculones incontestables como “El gran Lebowsky”, “No es país para viejos” o “Fargo”. 

No. 

Me refiero a sus obras “menores”, totalmente intrascendentes para mí como “Quemar después de leer” o “Un tipo serio”, películas a las que le veo el por qué, una historia verdaderamente jugosa y con potencial, con momentos brillantes pero con una sensación general de no entretenimiento durante su visionado. 

Me explico, son películas que disfrutas mucho más pensando y escribiendo sobre ellas que realmente viéndolas. Con eso dicho, nunca podemos considerarlas como “malas”, porque la calidad está ahí, pero sí como fallidas. En ese grupo englobo “¡Ave, César!” su última obra ahora en nuestras pantallas que la podemos considerar como aceptable entre las “menores”.


La película gira en torno a la figura de un ficcionado Eddie Mannix, interpretado por Josh Brolin, un “arregla cosas” en los años dorados de los estudios de Hollywood. Y es ahí, en medio del rodaje de una grandísima super producción de los años 50 en torno a un soldado romano en los tiempos de Cristo cuando la película arranca con el secuestro de la super estrella y las tareas de este personaje por tratar de encontrarle mientras trata el día a día de las estrellas de los años 50.


Y el planteamiento es donde toda la película brilla como una de las grandes, con números “homenaje” al cine de los 50 (westerns, musicales, melodramas, dramas épicos…) y unas historias cruzadas con un buen planteamiento: desde una diva sureña soltera y embarazada pero que arrasa en el cine por su imagen cándida y de niña buena (genial Scarlett Johansson), el de trasladar a un artista de los westerns al drama y lidiar con director y actor hasta los tejemanejes a mantener con la prensa, la religión y hasta la política en un escenario al borde de la caza de brujas comunistas. Y todo ello en un tono ligero, de comedia absurda marca de la casa, pero cuidado, no es una comedia al uso.


Súmale un reparto más que excepcional encabezado por George Clooney, Tilda Swinton, Channing Tatum, Jonah Hill, Frances McDormand o los ya mencionados Brolin y Johansson.


¿Entonces qué falla?Pues que los Coen se han olvidado que están haciendo una película para ser vista y hay tres factores clave que no funcionan. El primero es el del ritmo y entretenimiento, ninguna escena construye a otra, no hay momento, suspense o fascinación por ver qué va a suceder. Hay una escena tras otra, unas geniales y otras… otras que nos llevan al punto dos. Hay muchos chistes que sólo funcionan una vez, y se repiten una y otra vez (como las gemelas Swinton) y otros simplemente no tienen gracia (todo el segmento Jonah Hill). Y el tercero y más importante es que las historian no tienen ningún desarrollo: empiezan y terminan sin ningún conflicto o prácticamente interés.


Mientras el metraje va avanzando, siempre estás con una sensación vacía de no saber qué te quieren contar y más importante si tienes interés en saber qué va a suceder por esos personajes e historias, y cuando algo así funciona, ya puedes tener el mejor elenco de actores o una crítica subyacente, si no me interesa lo que sucede en pantalla y no me mantienes el interés por ninguna de las historias hasta el punto de olvidarme bastante a menudo de ellas. 
En resumen, estamos ante una buena película (sobre todo para los estándares actuales) pero fallida por tantos lugares (guión principalmente, falta cohesión y conjunto) que se queda en un conjunto descafeinado y poco interesante. Y es una pena, porque con mayor cohesión y presencia de las historias estarían ante una de las mejores películas de los Coen, pero como a uno le toca juzgar lo que hay y no lo que le hubiese querido que hubiera, nos toca pasar página, mandar a los Coen a rezar 5 Ave Marías y esperar a que la próxima sea más redonda. Una pena.
Lo mejor:  Los números homenajes de Johansson y TatumLo peor: El guión poco desarrolladoValoración: 4/10


En resumen, estamos ante una buena película (sobre todo para los estándares actuales) pero fallida por tantos lugares (guión principalmente, falta cohesión y conjunto) que se queda en un conjunto descafeinado y poco interesante. Y es una pena, porque con mayor cohesión y presencia de las historias estarían ante una de las mejores películas de los Coen, pero como a uno le toca juzgar lo que hay y no lo que le hubiese querido que hubiera, nos toca pasar página, mandar a los Coen a rezar 5 Ave Marías y esperar a que la próxima sea más redonda. Una pena.


Lo mejor:  Los números homenajes de Johansson y Tatum

Lo peor: El guión poco desarrollado

Valoración: 4/10

AGENTE CONTRAINTELIGENTE [The brothers Grimsby, 2016] – ★★1/2

Who runs the World? Chavs!

La idea de un James Bond de andar por casa, con pocas luces y dado a cometer un error tras otro no es nada nueva: Austin Powers, Johny English o mil y un “compañero de aventuras del bueno”, alguien que se ve arrastrado por las circunstancias en medio de una misión enorme. La diferencia de  “Agente contrainteligente” (traducción rocambolesca de “Los hermanos Grimsby”) es que ésta lleva el sello de Sacha Baron Cohen y eso ya significa algo.


Es curiosa la historia del cómico inglés que ha creado personajes tan fuertes y delimitados como Ali G, Borat, Brüno y en menor medida su dictador, película anterior a la que nos acecha y que ya ofreció cierta dosis de agotamiento de su premisa. Exceptuando “Borat” (verdadero canto del cisne del autor) en su diseño de personajes es dónde nacen y mueren sus planteamientos, crea grandes personalidades y los termina agotando en repetir las mismas superficialidades y bromas. 


En su última película, la premisa de la cinta parte de una crítica a la “sociedad trabajadora inglesa”, o mejor dicho la no trabajadora, la que llena programas como Benefit Street o se sienta a diario en el show de Jeremy Kyle a descubrir tests de paternidad o si se han engañado mutuamente en la máquina de la verdad. Los denominados “Chavs” (algo así como los chonis españoles) gente que gusta de no trabajar y vivir de subvenciones del estado por sus numerosos hijos, su incapacidad para encontrar empleo (que ni siquiera buscan), que visten chanclas y calcetines y que se dedican básicamente a ocupar espacio viendo el fútbol en el pub local de barrios marginales de las grandes ciudades. En la cinta es la ciudad de Grimsby, elegida por varias publicaciones como el peor lugar para vivir en Reino Unido.


Creando un estereotipo de Chav separado de su hermano de pequeño al que echa tanto de menos que mantiene su habitación intacta desde que se separaron y ahora es un agente de inteligencia británica con el que se ve inmerso en una película de espías a lo James Bond donde el argumento no es más que una excusa para desarrollar un gag tras otro, todo con un barniz de sal gorda que hace que algunos den en la diana y otros sean una repetición tras otra. Bromas de carácter sexual y nada sutil en general, con un par de aciertos en crítica a la cultura chav pero escondida entre bromas groseras y chabacanas.


Es una de esas películas que es a duras penas es una película ya que nada sigue una lógica, sino que es una mera excusa para introducir más bromas y algunos personajes solo están ahí para ofrecer el chiste (el personaje de Gabourey Sidibe no es ni siquiera un personaje).  
Todo ello bajo la batuta de Louis Leterrier (“El increíble hulk”, “Furia de Titanes” y “Ahora… me ves”) que parece empeñado en introducir una cinta de acción como puede en la comedia y no termina nunca de encontrar el equilibrio para poner a Baron Cohen a merced de la historia y no al revés.


Respecto a la aportación española, Penélope Cruz al menos sostiene su personaje con dignidad entre mucho descontrol (me refiero a que por lo menos no ha sido utilizada para una broma del tipo Gaboury Sidibe).
En resumen “Agente Contrainteligente” es probablemente la peor película de personajes de Sacha Baron Cohen y un caos de humor escatológico pero que sin embargo puede funcionar bien en un determinado público concreto. A los que busquen algo más, hay poco más que rascar que una película entretenida con un par de chistes acertados que llegan hasta a incorporar a Donald Trump y Daniel Radcliffe pero un conjunto en términos generales ineficaz. Una pena.


Lo mejor: Las críticas a la cultura Chav

Lo peor: Algunos chistes alargados hasta el aburrimiento (los elefantes)

Valoración: 5/10

Kong: La isla calavera (Kong: Skull Island, 2017) – ★★★1/2

Apocalypse Kong

¿Os acordáis cuando hace unos años los blockbuster solían ser entretenimientos divertidos, ligeros y con ganas de hacérselo pasar bien a los espectadores? Pues parece que los creadores de Kong: Isla Calavera (Kong: Skull Island, Jordan Vogt-Roberts, 2017) sí. Esta revisión-precuela del rey de los monos consigue ser un entretenimiento sólido, de aventuras y con aire de diversión auto consciente perfecto para una tarde en el cine.


Y es que por alguna razón que se me escapa, en los últimos años en los grandes blockbusters las cosas se han ido tornando serias, profundas, oscuras y hasta deprimentes. Como si ver una película de gran presupuesto de Hollywood supusiera tener que hacer un esfuerzo del calado de un drama indie pero con unas recompensas infinitamente inferiores.Por ello es refrescante ver una película tan enfocada al entretenimiento y al hacértelo pasar bien.


Me voy a explicar, por ejemplo las películas de monstruos siempre han caído en dos tipos, las que tardan en llegar a la acción más de 40 minutos en las que intentan hacer un “in crescendo” con planos subjetivos y música de intriga y las que te enseñan al bicho en cuestión a las primeras de cambio y lo mantienen siempre como un motivo presente y recurrente. Kong: Skull Island cae en la segunda categoría, y no es algo despectivo. Sabe lo que vienes a ver y te lo da desde el principio.


Y todo esto resulta curioso porque la cinta comparte universo (al estilo Marvel) con la versión de Godzilla de Gareth Edwards a la que se culpaba precisamente de hacer eso, de no dar al espectador lo que quiere y tener que esperar hasta casi el desenlace para ver bien al monstruo en cuestión. En Kong: Isla Calavera veremos a King Kong desde el entretenidísimo prólogo entre un soldado americano y uno japonés que se encuentran en plena guerra de Vietnam en medio de la isla por accidente (excelente idea la de situar la historia en ese contexto de heroes fracasados y la  de homenajear de manera explícita y en la banda sonora a las películas de dicha guerra), y desde ahí nunca dejará la pantalla de una forma o de otra. Y te lo hará pasar como un niño jugando con muñecos de la franquicia y haciendo diálogos sobre la marcha (algunas líneas son verdaderamente sonrojantes) mientras los personajes vuelan y se estampan contra todo lo que ven.


La película se centra en un grupo de soldados y científicos que acuden a la isla con motivos diferentes, unos empeñados en mostrar al mundo la existencia de animales que se escapan de la legica y otros para curar heridas provocadas por la guerra de Vietnam. Estando allí todo se centrará en tener que recorrer la isla para tratar de volver a la civilización con vida.
En esta mezcla la mayoría solo están ahí para morir de forma entretenida y volar por los aires o ser aplastados, pero el show se lo roba John C. Reilly con un personaje construido entre la locura y la ironía, acompañado por un agente británico de la SAS (Hiddleston); un coronel de las fuerzas especiales (Samuel L.Jackson haciendo de Samuel L.Jackson); una fotógrafa de guerra sin más motivo en la trama que el meter a alguien femenino para estar en apuros (Brie Larson) y un visionario loco que cree que la tierra está llena de bestias y monstruos (John Goodman).
Pero lo verdaderamente protagonista de la historia son los diferentes monstruos y bichos varios que irán mermando al grupo a modo de escenas de aventuras clásica: hormigas gigantes, lagartos de komodo, pájaros dinosaurios… Todo ello enmarcado perfectamente en unos paisajes con fuerza propia en Hawaii, Australia y Vietnam donde el ambiente suda, transpira y vive. Un acierto el utilizar localizaciones naturales entre tanto CGI. Esta película es mucho más cercana al cine de aventuras o (salvando las distancias) a las junglas de Apocalypse Now que a aquel artificial (y largo, muy largo) remake de Peter Jackson y trae de vuelta la esencia del original. 


Pero lo fascinante es que parece que su director se lo está pasando genial orquestando y planificando sus escenas y destrozando mitos como el del soldado héroe que se sacrifica contra la bestia para salvar al grupo. Por ello hay que entender y ver la cinta con ojos de niño y olvidarte de todos los errores, carencias, errores de raccord y sin sentidos varios. 


En resumen, Kong: Isla calavera es una cinta de entretenimiento de monstruo con un poco más que rascar que la media. Sabe lo que el espectador quiere y se lo da en dosis gigantes. Es una cinta para ver en el cine y disfrutar del sonido, del ambiente, de los efectos y verlo todos con los ojos de un niño. En un año no recordaremos nada de ella, pero mientras ves a los soldados volar por los aires no puedes evitar sentir una carcajada interior de saber que te lo estás pasando bien. 


Lo mejor: Las muertes, John C. Reilly y las referencias

Lo peor: Los diálogos y una sensación de videojuego.


Valoración: 7/10

La Momia [The Mummy, 2017] – ★★★

¿Dónde está tu espíritu de aventura?

A estas alturas habrás leído de todo (y casi todo malo) sobre la nueva versión de La Momia (The mummy, 2017) dirigida por Alex Kurtzman y con Tom Cruise como piedra angular ya no sólo de ésta cinta, sino de todo un nuevo universo compartido, llamado Dark Universe, que viene a ser la respuesta a estos tiempos Disney-Marvellianos que venimos viviendo.

El principal problema es que es una película de entretenimiento fabricada con ese fin. No pretende  nada más que ser un blockbuster de verano simple, sencillo, cargado de efectos y directo la consumo rápido y de multisala. No hay riesgo, no hay giros de guión ni nada provocador, por lo que para mí, dejando todo lo demás de lado y viendo la cinta como puro entretenimiento la cosa funciona. 


El problema es cuando nos paramos a pensar en ella y hay muy poco donde agarrar.


La cinta arranca con un prólogo de una princesa-reina que abraza el lado oscuro para hacerse con el poder del reino, o el trono… o no queda muy claro. Por supuesto todo le sale mal y queda momificada hasta el día de hoy, dónde dos ladrones dan con la tumba por accidente y con ayuda de la presencia femenina obligatoria (mujer florero encarnada por Annabelle Wallis de Peaky Blinders) destapan la maldición de nuevo y te la sabes de memoria.


Lo que distingue ésta de la versión de Stephen Sommers (a la que le cayeron palos por todos lados por los críticos que ahora la encumbran) es que la versión 2017 es más seria, oscura y cercana al terror que a las aventuras camp y divertidas de los 80 de las que hacía gala la versión de Brendan Fraser. No es seria y trascendental tipo superhéroes de DC, siguen metiendo algún golpe de ligereza y humor (para eso tenemos al sidekick encarnado por Jake Johnson (New Girl), pero trata de acercarse más a un aire de prestigio y solemnidad que abandonarse al humor absoluto y desfrenado.


El otro problema es que ya te la sabes de memoria y por momentos todo resulta una concatenación de escenas de acción que empujan la trama a golpes que una verdadera sucesión del argumento. Hay momentos en que ni siquiera se explican en dar a entender como llegan de un punto A al B, simplemente es magia que sucede unas veces y otras no. 


Y así llegan las referencias, que vienen por todos lados y tienes esa ligera sensación que lo has visto todo antes (y en ocasiones mejor) desde las ratas hasta los escarabajos, con resurrecciones al estilo “The walking Dead” con muchos hombres muertos devueltos a la vida corriendo con la boca abierta, pasando por un hombre loco americano en Londres a las explosiones masivas y a gran escala que parecen importar a muy pocos. Es un poco en plan, ¿podéis dejar de hablar de tonterías que están dejando Londres hecho un solar?Todo ello con unos efectos magníficos en los que de verdad impresionan algunos pasajes (el avión) pero que carecen del encanto de la serie B a la que esta película debería dar más crédito y carisma.


Mi principal problema con la película es que al terminar tienes un sentido inconcluso de todo. Ya no hablo de dejar la puerta abierta para una secuela, ni siquiera de un gran cliffhanger, hablo de la sensación de haber visto un episodio piloto largo de una nueva serie, una sensación de que los personajes no están desarrollados porque lo van a hacer en los siguientes capítulos y de que muchas cosas están metidas con calzador para hacer los crossover pertinentes. Por momentos Van Helsing aterrizaba en mi cabeza y eso, hacedme caso nunca es bueno.


En resumen, esta nueva momia es un producto blando, de fácil consumo y con muy poco peso cinéfilo o voz propia, y hay poco en esta momia que tenga identidad. Es cierto que la ambientación, la fotografía, los efectos y el misticismo hacen que todo luzca bien en pantalla y sea un entretenimiento aceptable, pero el guión, la falta de riesgo y la sensación de haberlo visto todo antes (y mejor) acaban con las esperanzas de presenciar algo verdaderamente interesante y dejan pendiente de un hilo ese nuevo universo que tendrá que ofrecer algo más personal y menos estándar para sobrevivir


Lo mejor: Es una película entretenida y funciona como blockbuster

Lo peor: Nada nuevo bajo el (oscuro) sol y el nulo desarrollo de la trama


Valoración: 6/10

Rey Arturo: La Leyenda de Excalibur [King Arthur, 2017] – ★

Dios, dame paciencia porque si me das una espada…

Creo que pocas películas me han enfadado tanto recientemente como la nueva versión del Rey Arturo titulada “Rey Arturo: La Leyenda de Excalibur” (“King Arthur: Legend of the Sword”, Guy Ritchie 2017) y lo ha hecho porque es un desastre pastoso y ruidoso que atrofia los sentidos y ataca la inteligencia. Durante la proyección pensé en abandonar la sala (cosa que nunca he hecho) porque el señor Guy Ritchie no sólo ha hecho su peor película (y este tipo hizo el engendro aquel de “Barridos por la Marea” con Madonna) sino que es una de las peores experiencias cinematográficas desde que M. Night Shyalaman conociese al hijo de Will Smith y decidiese que era buena idea hacer una película juntos.

Todo arranca con un prólogo en el que los magos y los humanos rompen su pacto de respetarse. No queda muy claro el por qué, pero supongo que es porque vieron la batalla de los elefantes de El Señor de los Anillos y quisieron recrearla porque todo el arranque es un plagio descaradísimo que Peter Jackson debería de denunciar, pero supongo que la cola de abogados para denunciar los plagios de esta cinta es tan larga que desistirán. O a lo mejor hace que tenga que Peter Jackson tenga que padecer el visionado de ésto y probablemente no tenga ni ganas.

El caso es que el tío de Arturo asalta el trono con ayuda de unos poderes mágicos oscuros y mata a los padres y reyes regentes justo después de que el bueno de Eric Bana lanza a su hijo, nuestro protagonista al río tipo Moisés. Ahí que vas, para los pobres. Arturo llega en su cestita a “Londinium” (ahorrad la carcajada) y es acogido por unas cuantas prostitutas en sus burdeles. 

Mientras tanto su tío el malo malísimo de la película llamado Vortigern (otra carcajada que ahorrar) y encarnado por un sobreactuadísimo Jude Law tiene que lanzar sacrificios en su particular lago a una bruja marina estilo Úrsula la bruja de mar que tiene sirenas entre sus tentáculos y que hace éstas se vayan intercambiando líneas de guión de una forma tan artificial del tipo tentáculo 1 “tienes que enviar más sacrificios” tentáculo 2 “es el precio a pagar” y así.

Si os parece que las “referencias creativas” (llamados aquí plagios descarados) son demasiado abundantes en los primeros quince minutos de cinta, esperad porque tendremos un monstruo tipo Balrog de ESDLA, una serpiente gigante al estilo Harry Potter y una escena con algo parecido a ratas gigantes de la princesa prometida. Por haber, hay hasta el desmembramiento de una oreja al estilo Reservoir Dogs y una batalla final que me recordó a Aladdin. Todo en esta película se ha hecho antes y mucho mejor, por lo que te quedas mucho rato pensando “¿Por qué estoy perdiendo el tiempo viendo “esto” cuando puedo estar viendo las originales y disfrutarlas?”

Después de lo que os he contado llega la famosa espada de Excalibur que reaparece clavada en la piedra sin que nadie la pueda arrancar. Jude Law con mala digestión hace que todos los hombres de una cierta edad traten de arrancarla para localizar quién es el heredero del trono. Ese es por supuesto Arturo que ha sido criado en los burdeles de Londinium (seguid aguantando la carcajada) y que se ha convertido con los años en el macizo de Charlie Hunnam que actúa de pandillero forzado por las circunstancias que nos enseñan en un montaje rápido de los que Guy Ritchie tiene que meter en todas y cada una de sus cintas sin importar lo metido a calzador que resulte, porque es Guy Ritchie y su estilo tiene que estar siempre por encima de su sustancia.

El turno de Arturo llega y lógicamente arranca Excalibur, aunque el poder de este hace que se desmaye. Ojo al cameo incluso con línea de guión recitada como el que lee la lista de la compra por parte de David Beckham que se conoce que todavía guardaba su disfraz desde el anuncio de Pepsi y dijo “eh, puedo hacer de extra gratis, que ya tengo medio camino hecho”. La aparición de  Beckham hizo que en mi cine todas las carcajadas sostenidas saltasen al unísono.

A partir de ahí toda la trama es un corre-pilla  tedioso de rebeldes buenos contra los malos malísimos del imperio mientras Arturo y sus coleguillas tratan de tiran del trono a Vortigern antes de que construya una torre mágica tan alta tan alta que le convertiría en invencible.

Sí. No tiene sentido. No eres el único.

Charlie Hunnam sigue mostrando aquí sus carencias como actor capaz de ser una estrella de cine (y ya van unas cuantas películas), Jude Law está simplemente en el peor papel de su carrera, Eric Bana a penas aparece aparte de un momento muy “Rey León” y el resto de la pandilla está capitaneada por una seguidora de Merlín (el mago no aparece, supongo que leyó el guión y salió corriendo) interpretada or la española Astrid Bergès-Frisbey, y Djimon Honsou y Aiden Gillen )el hombre que le comió el culo a Charlie Hunnam en Queer as Folk) y con unas presencias y bromas tan puntuales que te recuerdan que mejor te quedes en casa revisitando capítulos de Juego de Tronos (a la que hay referencias, por supuesto)

¿Y Lancelot, Ginebra y el resto?Pues no aparece porque la idea fue concebida como la primera de la sexalogía (!) y que tras el fracasazo en todo el mundo parece impensable que sea concebida como tal.

En resumen, esta revisitación del mito del Rey Arturo es una patosa mezcla de un barullo de ideas dónde ninguna es buena. No tiene ni una mínima pizca de coherencia o narrativa y está llena de escenas de acción sin inspiración y demasiado ordenador que incluso canta por todos lados. Todo ello sobrecargado de manera molesta, gris y fea por el estilo de Guy Ritchie que sobrepasa cualquier atisbo de sustancia y lo adorna con una molesta y ruidosa banda sonora. Rey Arturo: La leyenda de Excalibur es simplemente una cargante y repulsiva abominación cultural

Valoración: 0/10


Lo mejor: Es tan mala que no habrá secuelas


Lo peor: Hace que odie a cualquier persona que diga que está bien

Baby Driver [2017] – ★★★★1/2

Luces, cámara, motores y acción

Baby es un joven que gusta de crear listas de reproducción para diferentes estados de ánimo y gusta de vivir y moverse por el mundo a ritmo de su iPod, como si toda su vida fuese un videoclip y los sonidos del universo fuesen un beat prolongado de cada nota.

Baby no sólo hace que la música mueva su mundo, sino que también graba conversaciones a su alrededor (muchas veces ni siquiera dirigidas a él, como si los diálogos humanos fuesen un mero sonido de ruido más) y los convierte en remixes con gotas de nostalgia en cassettes y pianos electrónicos.

Casi como si Baby remezcla su música para acompañar su historia, Edgar Wright remezcla sus ingredientes para dar con una fórmula de fantástico entretenimiento y solidez. Y los ingredientes son sencillos y utilizados antes: frenetismo, coches, metralletas y tiros, actores cargados con carisma, música a todo volumen y una trama que solo pisa el freno para añadir motivaciones a la historia central. Baby Driver es una película eminentemente moderna (como toda la filmografía de Edgar Wright) pero con un sabor clásico de los que saben que un buen beso, que un buen giro de guión o un diálogo preciso conmueven y apasionan más que todos los efectos digitales del mundo.

Baby Driver es un ejercicio de cine fascinante tanto detrás de la cámara con sus planos circulares y las tomas de objetos, como en el maravilloso montaje de sonido con el uso de efectos sonoros made in Edgar Wright o la anticipación de escenas por un teléfono que sonará más tarde o un pequeño zumbido que nos pone en la piel de Baby junto al compás de la canción que está a punto de reproducir en los próximos segundos.

Hemos visto muchas películas con una buena banda sonora, pero muy pocas en la que cada nota de cada beat hace que lo que sucede en pantalla baile a su ritmo. Baby Driver es una película de acción, pero la genialidad del uso de la música en su puesta en escena y en su montaje (implícito y explícito) hacen que parezca un musical frenético, un videoclip que nunca cesa desde una escena inicial que es una de las mejores persecuciones de coches en años, hasta un tramo final que te hace sentarte en el filo del asiento.

Ansel Elgort (el actor de “Bajo la misma estrella”) se llena de carisma y buen rollo para dar vida a este Baby (B-A-B-Y), un conductor de atracos silencioso que normalmente es ignorado. Con una deuda que pagar a un director de atracos (interpretado por un Kevin Spacey armado con un peluquín de espanto) le queda conducir uno para terminar. Conducir un trabajo más para retirarse. Y Baby sabe conducir, aunque necesite canciones específicas para marcar sus movimientos, a ritmo de nota su coche y el montaje de la cinta, bailan furiosos desde su ipod y sus auriculares que necesita llevar para silenciar el ruido producido por un accidente de tráfico.

Con lo cual el argumento es el clásico de persona con morales arrastrada por equivocaciones y malas decisiones a un mundo al que no pertenece. Porque Baby es un personaje perfectamente tridimensional y carismático. Es un héroe moderno calzado en conversers y con los pantalones un poco caídos, que ejerce de guardián y que canta y baila al ritmo que su beat le marca. Baby es un personaje tan perfectamente retratado que su romance con Debora (Lily Adams), camarera de un dinning cuya aspiración máxima es simplemente huir de todo, su historia cae fresca, sentida y completa el círculo motivacional del personaje.

Ambos mundos de baby el del inframundo cruel de los atracos ilegales (encarnado en esa gang unida por malas casualidades con nos brillantes Jamie Fox, John hamm y Enza Gonzáliez) y el de su corazón y bondad retratados en distintos neones y colores (ojo a esa lavandería tan La la Land o el pasaje de la pizzería y esas luces casi irreales) como si no tuviesen nada que ver el uno con el otro. Por ello cuando colisionan la película te mantiene en el borde del asiento porque tienes tu corazón y tus uñas invertidas en ese héroe y sus aspiraciones.

Y es que a pesar del brillante estilo, la película tiene una sustancia en la que sujetarse.Hacedme caso cuando digo que sin esa forma la película seguiría siendo brillante. El corazón de “Baby Driver” es su narrativa perfecta y rica en detalles (ese estilo noir tan 1940, las referencias a Bonnie and Clyde o los planos en blanco y negro) y su coraza es la que eleva el conjunto. La gloria es observar como con los ingredientes del primer arco la historia se va desarrollando y desplegando sin que el protagonista tenga alternativa a una buena elección.

En resumen, hay una energía que sientes cuando una película está funcionando: esas risas en el cine, esa gente saltando en un susto, o acercándose a la pantalla cuando algo sucede. Con Baby Driver sentirás hasta mover tu pie al ritmo de la cinta. Baby Driver es la película más entretenida, fascinante y perfecta que verás este verano. Baby Driver es simplemente una mezcla de ingredientes perfectos, agitados al ritmo exacto y presentado en un plato de lujo y fastuoso. Es original, fresca, divertida, emocionante y cargada de detalles. Es algo que simplemente tienes que ver, y mejor en una sala con gente y la música a todo volumen.

Lo mejor: El sentido de ritmo

Lo peor: El peluquín de Kevin Spacey

Valoración: 9/10